En una de las capillas laterales junto al altar mayor de la iglesia de San Isidoro nos encontramos con uno de los primeros y más antiguos crucificados de nuestra ciudad, datandose del siglo XIV.
En el podemos apreciar los rasgos clasicos del periodo gotico en este tipo de imagenes como son la suavidad de las formas en la que destaca el intento de representar la belleza por encima del sufrimiento.
Su cuerpo es arqueado estando sujeto a la cruz mediante tres grandes clavos con gran rigidez de sus brazos y forzada disposición de piernas y pies.
Otro de las caracteristicas de los crucificados goticos, y que podemos compararlo tambien con otros crucificados como el del Subterraneo del Museo de Bellas Artes, el del Millon o el de San Agustin, es su largo sudario anudado en la cadera derecha que cubre su desnudez con complicados pliegues a manera de faldellin descendiendo desde la cintura hasta por debajo de las rodillas, llegando casi a los pies.
La cabeza de esta imagen está reclinada sobre el hombro derecho enmarcado por cabellos ondulantes y corta barba rizada en cuyo rostro se expresan sentimientos de tristeza y serenidad sin llegar a expresar en ningun caso dolor.
En el podemos apreciar los rasgos clasicos del periodo gotico en este tipo de imagenes como son la suavidad de las formas en la que destaca el intento de representar la belleza por encima del sufrimiento.
Su cuerpo es arqueado estando sujeto a la cruz mediante tres grandes clavos con gran rigidez de sus brazos y forzada disposición de piernas y pies.
Otro de las caracteristicas de los crucificados goticos, y que podemos compararlo tambien con otros crucificados como el del Subterraneo del Museo de Bellas Artes, el del Millon o el de San Agustin, es su largo sudario anudado en la cadera derecha que cubre su desnudez con complicados pliegues a manera de faldellin descendiendo desde la cintura hasta por debajo de las rodillas, llegando casi a los pies.
La cabeza de esta imagen está reclinada sobre el hombro derecho enmarcado por cabellos ondulantes y corta barba rizada en cuyo rostro se expresan sentimientos de tristeza y serenidad sin llegar a expresar en ningun caso dolor.
3 comentarios:
Curioso Cristo, esta talla me recuerda los crucificados de las iglesias románicas castellanas.
La sobriedad no solo destaca en la talla, sino incluso en el sudario, que prácticamente le llega a los tobillos.
Saludos y como siempre, gracias.
Cristo de sabor añejo. Me recuerda al de San Agustín, muchísimo. Buen trabajo, cómo siempre.
EStudia mucho, ehh!!!.
Un abrazo.
Un trabajo enorme querido Iván, uno de los pocos Cristos góticos que poseemos, y precisamente este tiene un sabor bastante arcáico.
Es una pena que la policromía haya sido tan modificada, pues la talla ha llegado hasta nuestros muy repintada.
Un abrazo.
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